Desde nuestro punto de vista la identidad de género humano
es una construcción que implica la interacción entre factores biológicos,
culturales e hitóricos y que no es una manifestación meramente biológica ni una
copia mimética de los modelos ni constructos sociales que elabora la cultura.
Se desarrolla según un proceso de diferenciación o identidad de género que
comienza antes del nacimiento y que está sometido a cambios permanentes.
En el sentido biológico, las adaptaciones geográficas que a través del tiempo fueron formando estas características que generan los distintos fenotipos humanos actuales no únicamente salen a relucir mediante grandes periodos de tiempo, sino que además, en una menor escala, también ocurren de manera individual en relación al mapa de tipo de vida que llevemos, no solo física sino también mentalmente, y esto pasa luego a ser exteriorizado e impregnado en nuestra fisonomía.
En el sentido biológico, las adaptaciones geográficas que a través del tiempo fueron formando estas características que generan los distintos fenotipos humanos actuales no únicamente salen a relucir mediante grandes periodos de tiempo, sino que además, en una menor escala, también ocurren de manera individual en relación al mapa de tipo de vida que llevemos, no solo física sino también mentalmente, y esto pasa luego a ser exteriorizado e impregnado en nuestra fisonomía.
Considerando
lo social (que comprende lo cultural, lo histórico, etc.) como uno de los
factores que contribuyen a la
construcción del género, Fernando
Barragán Medero profesor de la Universidad de Laguna de España nos
presenta el siguiente ejemplo: «En
una experiencia de formación con profesoras de educación infantil se les
presentó la fotografía de una persona de pocos meses, pidiéndoles que trataran
de identificar su sexo y que la describieran. "Sus respuestas ponían de
manifiesto un "curioso desacuerdo general".
En ningún grupo de trabajo había unanimidad. Mientras unas
sostenían que se trataba
indudablemente de una niña, y para ello utilizaban todo tipo de
argumentos, otras sostenían justamente la idea contraria, apoyándose en los
mismos argumentos que habían servido para considerar que era una niña, o bien
en unos pocos argumentos diferentes.
Las que defendían que era una niña se apoyaban en argumentos
como: "No sé por qué, pero es una niña. Estoy segura". Los rasgos
físicos: "Está gordita". "Lleva un lazo atado a uno de los
brazos y los lazos así se colocan a las niñas". "La postura física en
la que aparece en la fotografía es de niña (una pierna aparece
ligeramente doblada y apoyada sobre la otra)". "La posición
adoptada es de niña porque está muy tranquila".
Las que
defendían que era un niño sostenían:
"Es que tiene cara de niño. Estoy segura". "La complexión
general del cuerpo es de niño". "Los rasgos faciales corresponden a
un niño". "Se ve fuerte y gordito". "La mirada es de niño,
sin duda alguna". "Se está tocando sus genitales, y eso es más
frecuente en los niños".
El ejemplo demuestra cómo las personas hacemos uso de un
conjunto de creencias, actitudes, normas y valores que conforman nuestra
concepción del mundo social a través del conocimiento de nosotros y nosotras
mismas, los demás, las relaciones interpersonales y las instituciones. Se trata
en definitiva de una explicación estereotipada del mundo social por la que
definimos a una niña como "tranquila" o a un niño porque "se
está tocando los genitales". Clasificamos a las personas en función del género de forma arbitraria y
convencional.» (La construcción del sistema sexo género: del Conocimiento cotidiano al
conocimiento Científico, Fernando Barragán Medero,
1994, pp. 2-3). Es de esta manera que define al género como un constructo social que es
afectado por muchas variables de claro contenido cultura que son traspasadas a
través de del tiempo tomando una
connotación histórica.
En la cuestión de un Generotipo, se ve clara la separación
ideológica que ha de formar al hombre y a la mujer más allá de las
características biológicas, al hombre se le impone la identidad de hombre
y a la mujer la identidad de mujer, siendo lo primero lo considerado como real y lo
segundo lo imaginario.
Los seres humanos como individuos, tenemos la necesidad de
generar valores, no solo a nosotros mismo sino que además generar
significancias hacia otros, y una urgencia de designar e idear jerarquías en el
mismo proceso, a pesar de este impulso de autosignificarse, las identidades
nunca ocurre de manera individual, siempre es en relación al otro.
Las construcciones sociales relacionadas a la atracción
sexual, el cómo se construye las convenciones de cómo debe darse el
enamoramiento o formas de vestir para atraer al sexo opuesto por ejemplo, y la
visión “normal” de que estas acciones deben ir dirigidas de un sexo a otro,
entiéndase lo determinado como mujer-hombre o viceversa son las que definen el
erotipo.
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