sábado, 4 de mayo de 2013

Lo Huachafo


 Huachafo en el sentido de diccionario, es de forma concreta sinónimo de cursi, algo que refleja lo ridículo o lo vulgar, el mal gusto o la copia barata. En otros contextos sin embargo, esta esencia negativa pasa a ser otra, definido como “una forma peruana de ser elegante”. Estas dos definiciones, a pesar de una aparentemente polaridad de valores,  guardan en realidad mucha relación en la praxis.

Poniéndonos en perspectiva, lo huachafo no es ningún fenómeno nuevo, su aparición en el Perú puede dejar ver sus inicios en los primeros 50 años de la colonia, la gente que nos conquistó (paranoia) no fueron ni los reyes ni la elite española, ellos nos veían de muy lejos y gobernaban a la distancia, nosotros fuimos conquistados de manera directa por presos, gente miserable con poca expectativa de vida, piratas y por ahí, religiosos.

Justamente aquella gente pobre y muy corta de ‘cultura’ se vieron de un día para otro con las manos llenas de oro, lo que ocurrió con esto es que al obtener ‘poder’ mediante la riqueza casi instantánea, en un intento de reconstruir la imagen relacionada con pobreza y miseria en la cual estaban muy bien insertados, desesperadamente cogían símbolos que ello veían como íconos de éxito, de elite, de clases superiores, con el ánimo de balancear sus nuevas riquezas con su propia clase e imagen, esto trajo consigo el elemento cursi, al intentar copiar de muy mala manera, sin el conocimiento auténtico, y sin el contexto ideal, elementos de opulencia buscando absorberlos y apropiarse de ellos, finalmente reinventándose y auto-significándose como elite, muy similar al acto simbólico de la necesidad de Napoleón al auto-coronarse.
 

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