Canatagallo es un asentamiento
urbano ubicado en el distrito del Rímac, a tan solo cuadras del Congreso, se
ubica una creciente comunidad de familias shipibas, instaladas de manera
forzosa en un suelo contaminado de basura que da indicios de su pasado como
vertedero, ubicados entre el río Rímac y un pequeño mercado llamado “Las
Malvinas de Cantagallo” son un ejemplo vivo de los procesos de intercambio y
choque cultural, así como la gran resistencia que aparecen en los procesos de
inclusión social en Lima.
Desde el momento que
ingresamos pudimos observar la identidad con el espacio y la
apropiación del mismo dentro de la comunidad de Cantagallo sobre todo con
la simbología cultural. Las casas tienen una estética y construcción muy propia
de la amazonia y además muchas de ellas estaban pintadas y decoradas con
murales alusivos a sus símbolos culturales. Esta es una forma de no separarse
ni desligarse de su espacio cultural, ellos lo acoplan a la cultura
occidentalista en la que se encuentran.La experiencia de visitar Cantagallo fue muy enriquecedora. Pudimos observar de cerca cómo se desarrolla la vida de los nativos dentro de una comunidad muy cercana a la nuestra. A pesar de convivir casi en el mismo sitio ellos mantienen sus costumbres y su cultura muy presentes, no han cambiado en lo absoluto, más bien la han adecuado al espacio en el que habitan.

Los elementos de formas y colores
a pesar de que aparentemente pasan a contraponerse a los ideales de rectitud,
linealidad y aplanamiento que existen en las calles a las que estamos
acostumbrados, de cierto modo deconstruyen nuestra mirada de lo que tenemos por
establecido como el orden. Si bien es cierto estas personas viven en
desniveles, el orden que son capaces de mantener es sin lugar a dudas superior a
muchos otros lugares de Lima, como por ejemplo, tan solo cruzando el río, en el
barrio de la Huerta Perdida.
Por otra parte, conocimos a dos
mujeres shipibas: Vilma y Bertha. Ambas mujeres nos contaron sus experiencias
de vida, de cómo al llegar a la capital buscaron sus propios medios para
sobrevivir y salir adelante con sus familias. Lo curioso fue ver como su
cultura misma fue protagonista de su propio progreso. Ellas usan parte de su
cultura como los telares para obtener un ingreso económico. Hacen también
collares y pulseras con diseños propios. Bertha es mucho más osada aun y con
sus estudios de corte y confección ha llevado su cultura a la moda occidental con
diseños de blusas, carteras y morrales, todos ellos productos occidentales. Y a
su vez muestra cómo estas artistas son merecedoras de un espacio donde se les
pueda reconocer su trabajo, donde se valore el arte que realizan todos los
días.




No hay comentarios:
Publicar un comentario